lunes, 19 de mayo de 2008

Corpus



Esta procesión pasó el sabado debajo de la biblioteca. Un megáfono multiplicaba una canción rancia de esas de iglesia vieja con olor a humedad, a velas y a infancia. "... Qué alegría cuando me dijeron..." Aquel cántico era todo menos alegre. Tuvimos que pararnos a escuchar porque el megáfono realmente atronaba.
Lo sorprendente era que en la procesión no había más de 20 personas.

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