domingo, 17 de abril de 2011

Inteligencia

Las escaleras del aparcamiento del Centro de Salud del Alamín miran a poniente.
A las seis y pico de la tarde estaban ya las gitanillas que viven en lo que siempre se llamó "el Bronx".
Despues de las ocho seguían allí disfrutando de los últimos y anaranjados rayos del sol, como estas tamarillas que viven al lado.
Entretanto yo no había parado de correr, de ir de un sitio a otro, de resolver uno dos tres asuntos.
Todo el día así.
Toda la semana así.
Toda la vida así.
"Y yo que me creía inteligente", pensé.
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